Las Harley-Davidson son bestias en sí mismas. Rudas, agresivas, con ese estilo tan propio e inigualable (bueno, Indian igual tiene algo que decir aquí). Pues a un preparador japonés custom se le ha ido la olla y le ha metido un turbocompresor a uno de sus trabajos.
Si bien no es algo demasiado común en el mundo de las motos, en las personalizaciones de Harley sí. Esta Sports Glide es una bestia parda capaz de rendir la friolera de cerca de 300 CV.
Esta Harley-Davidson mantiene la cilindrada original a pesar del turbo y potencia
Ibiza para los japoneses es un preparador de muy alto nivel. Está especializado en preparaciones para Harley-Davidson, y joyas como estas merecen la pena.
Esta Sports Glide está preparada hasta las trancas. Es llamativa por su aspecto blanco y revestido al mismo tiempo con detalles en color rosa que la hace especialmente chillona.
Además, está copada de detalles como el asiento personalizado, llantas, hasta un medidor analógico para ver cómo aumenta la presión de sobrealimentación.
Concretamente, los neumáticos delanteros de 18 pulgadas se han cambiado por otros de 21, lo que da mayor sensación de potencia y agarre. Los traseros son iguales (16 pulgadas y 180 mm de ancho).
El motor es el famoso V-Twin Milwaukee Eight refrigerado por agua de la Sports Glide. El turbocompresor no aumenta la cilindrada, sigue igual: unos vastos 1.745 centímetros cúbicos. El preparador calcula que con el kit del turbo es capaz de llegar a los 300 CV de potencia, lo que es una barrabasada.
¿Cómo funciona? Han colocado una turbina en la ruta del flujo de gases de escape, que recibe la presión y gira. Ese aire lo comprime un compresor coaxial y envía la fuerza a la cámara de combustión. Se presuriza y se fuerza a entrar, aumentando la potencia enormemente.
La parte ciclo también es una pasada, y mejorada. Delante, una horquilla invertida firmada por Öhlins, con un monoamortiguador en la zaga trasera. En la frenada confía a Bellringer. También cuenta con embrague hidráulico.
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